sábado, 5 de febrero de 2011

Arriba quemando el sol (y por qué no algún Objeto Volador No Identificado)

Viernes 4 de Febrero de 2011 por la noche, liebre de metal recién estrenada. Fuimos a escuchar a Pedro Aznar al Anfiteatro de Costanera Sur (Buenos Aires). Sentados en el pasto no podíamos ver directamente a Pedro en el escenario, sino que nos contentábamos con observar de vez en cuando la pantalla gigante colocada detrás de él. 

Cuando comenzaba a cantar un homenaje a la Negra Sosa, me llamaron la atención dos luces que pasaron a pocos metros de los rascacielos que hacían de fondo urbano para el escenario. Al principio pensé en helicópteros o aviones, pero las maniobras que realizaron durante casi media hora eran imposibles para cualquier aeronave conocida por mi: se suspendían en el aire, aceleraban de un lado a otro y realizaban cambios de dirección casi instantáneos. Cualquier piloto humano hubiera quedado aplastado ante semejantes cambios de dirección!

Un espectador experto en hierbas se dió vuelta para preguntarnos si estábamos viendo lo mismo que él: le confirmamos que no se trataba de un efecto secundario de la dimetiltriptamina; las luces estaban allí. De a poco muchas otras personas se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. Las reacciones fueron similares: asombro pero con paz. Nadie pensó en una invasión extraterrestre de reptilianos devoradores de ratones que venían a llevarse el agua del Río de la Plata. 

El espectáculo (aéreo) siguió hasta que en el escenario sonó A Primera Vista. 

Pedro 1, Hollywood 0. 

Hasta la próxima!

3 comentarios:

LuZmila dijo...

¡Genial!

Con el único detalle de que si estas cosas siempre hubiesen sido de conocimiento público nos quedaríamos sin personajes como Juana de Arco...

Fuku Tetsu dijo...

¿Porque no la hubieran quemado por hereje?

Rafael Namías dijo...

Eran amigos de la Negra, la extrañan. Siempre andan ahí girando por el cielo, observando.